martes, marzo 27, 2007

Compañía


Háblame, dime que vives, que pueda verte y saber que estás aquí.
Si escucho tu voz sabré que caminas, que caminas a mi lado y podré ayudarte si caes.
Si no dices nada, te perderé en el silencio sin notar que alguna vez tus pasos acompañaron a los míos.
Bajo sol y lluvia ofreceré mi mano para cuando decidas tomarla, si tus lágrimas te ahogan, te ayudaré a descanzar; si tu cruz te pesa, la cargaré contigo; cuando necesites a alguien, ahí estaré.
Es tu decisión, para avanzar juntos toma mi mano y háblame, el triste silencio apaga los labios y junto con ellos, la posibilidad de no estar solo.
Puede que rechazes mis pasos junto a los tuyos y el silencio se apodere del presente; más el futuro aguarda siempre, cegando con su luz a los que tratan de predecirlo, esa luz que alberga la esperanza de que algún día te vuelva a ver, en un encuentro furtivo como el de hoy.
Sin dudarlo, te propondré lo mismo.