martes, julio 20, 2010

Fragmento

24:17 , el reloj atormenta su cerebro... ¿cuanto falta para que llegue la mañana?

Solo quiere sentir el sol en su piel por una vez, mira por esa ventana en la que suele liberar sus pensamientos, sabe cuanto pesa una idea, sabe como se siente la palabra hecha aire, sin embargo no sabe que no vale nada.

El reloj avanza, la mente sostiene, tantas veces quiso ver como era su rostro, sin luz no se ve nada, y el oído se abre al mundo que clama por ayuda... silencio... olvida el ruido... silencio...

Cura el alma un segundo, el siguiente se rompe buscando, gota tras gota la sangre acerca el sol a ese día.

Un ojo a punto, el otro ya se muestra, después de un hondo respiro abren camino, interrumpido por aquel pensamiento volátil, que desata la angustia viva, notando que no hay retorno.

¿Por qué no pudo atender una palabra concisa?

Cuando estuvo dormido, su boca derramó las horas, de su mano se despojaba el frío y la tierra dialogaba quieta con las palmas de sus pies... en ese momento, fragmento roto de historia, perdió su reflejo sin notarlo.

Desde entonces permanece, encerrado esperando que la luz muda cruce el límite y pueda finalmente bajar esa idea a tierra.

miércoles, abril 14, 2010

Vuelvo nuevo

La misma imagen en el espejo, una o dos arrugas más, las ojeras algo más marcadas y los kilos que faltan se han perdido en noches de desvelo.

Ha estado desarmando sueños que otros ya han plasmado, redireccionando las calles de la locura y la razón, notando que tienen una linea muy delgada.


Vive mezclando sentidos inertes con emociones que queman, una tras otra van saliendo las ideas de una mente en desarrollo, uno a uno se van perfilando los planos de acción, con reacciones inmediatas.

Un par de audifonos siempre funcionando, a modo de combustible para desarrollar la exentricidad característica en su creación, que avanza ultimamente a velocvidades desmedidas.

La vibración estimula esas zapatillas desgastadas que recorren lo que ya es rutina, y que desemboca en una cirugía de giros desmedidos, que se repite día tras día, intentando formar y deformar aquel abismo en contra-picada.

Decifrando colores se ha encontrado con que las vias confluyen, que la verdad absoluta no existre y que el delirio es solo suyo y de otros pocos.

Seguramente se dió cuenta en un sueño, de esos que ya ha plasmado, uno que será luego desarmado por otro, en la misma búsqueda de sentido.